Trump: «Los días de Maduro están contados»

El presidente de EEUU dice en una entrevista que «no cree» que vaya a entrar en guerra con Venezuela pero que no confirma «que sean verdad ni mentira» los rumores sobre posibles bombardeos Leer El presidente de EEUU dice en una entrevista que «no cree» que vaya a entrar en guerra con Venezuela pero que no confirma «que sean verdad ni mentira» los rumores sobre posibles bombardeos Leer  

El presidente de Estados Unidos aumenta la presión sobre Caracas. Después de movilizar buques, destructores, el portaaviones más grande del mundo y hasta un submarino nuclear, Donald Trump ha vuelto a hablar de Venezuela este domingo en una entrevista con el programa 60 minutos de la cadena CBS. En ella, respondiendo a la pregunta de si «los días de Nicolás Maduro estaban contados» ha respondido con claridad que sí, que es cuestión de tiempo, y no le queda mucho. «Sí, diría que sí. Creo que sí», ha avisado.

Trump es alguien locuaz, incapaz de callarse, con una opinión sobre todo y al que le encanta repetir sus ideas fetiche, pero tras el mayor despliegue naval en la región en décadas, y tras haber hundido más de una decena de lanchas, matando según sus cálculos a más de 60 personas que considera «narcoterroristas», ha evitado una y otra vez dar detalles de cuáles son sus planes, lo que hace pensar a todo el mundo en Washington que los prometidos ataques sobre territorio continental venezolano son inminentes. Salvo que Maduro dimita o sea destituido por los suyos, civiles o militares, para evitar el choque. «Tenemos planes muy secretos… pero qué clase de pregunta es esa? ¿Cómo se lo voy a decir? Ya veremos qué pasa», ha coincidido desde el Air Force One en su viaje de vuelta a Washington por la noche.

En 60 minutos ha reflexionado con algo más de tiempo. «Lo dudo. No lo creo», ha afirmado sobre la posibilidad de entrar en guerra con Venezuela. «Pero nos han tratado muy mal, no solo con las drogas; han traído a nuestro país a cientos de miles de personas que no queríamos, gente de las cárceles… vaciaron sus prisiones en nuestro país. También, si se fijan, vaciaron sus instituciones mentales y sus manicomios en los Estados Unidos de América, porque Joe Biden fue el peor presidente en la historia de nuestro país», añadió.

El pasado viernes, dos grandes medios norteamericanos publicaron que el Ejército ya tenía identificados los objetivos, puertos o aeropuertos militares que según su inteligencia, o al menos según la Casa Blanca, son usados para narcotráfico, siguiendo las órdenes del presidente Maduro, al que EEUU acusa de ser nada menos que el líder del Cártel de los Soles. Trump dijo entonces que no era verdad que hubiera dado luz verde a un ataque, o que estuviera pensándolo. Y el secretario de Estado, Marco Rubio, fue incluso más allá, diciendo al Miami Herald que sus informaciones eran mercancía estropeada que alguien, las fuentes de la administración que citaban en su artículo, les había colocado. Pero nadie se lo toma muy en serio.

Mucha contundencia, aparente calma (a diferencia de la situación en Nigeria, donde no descarta enviar tropas), mientras las piezas se colocan de forma cada vez más evidente. Exactamente igual que antes de verano con Irán. Después de desmentir una y otra vez la posibilidad de un ataque, cuando empezaron a dispararse los rumores por el envío de bombarderos B2 a zonas cada vez más próximas a la región desde el este del planeta, Trump atacó. Aseguró que se tomaría varias semanas para pensarlo, pero cuando pronunció esas palabras, la orden para que despegaran los aviones que golpearon las instalaciones nucleares iraníes ya estaba dada.

Este domingo, en la televisión, Trump no ha sido demasiado explícito, pero en ningún momento ha descartado o zanjado la cuestión. Al revés. «Yo no les voy a hablar eso. O sea… no digo que sea verdad o mentira, pero… ya saben, no…», respondió en una primera ocasión a la pregunta sobre posibles ataques a bases o instalaciones militares en tierra, más allá de lanchas supuestamente en aguas internacionales. «No me inclinaría a decir que vamos a hacerlo, pero… porque no hablo con los periodistas sobre si voy a atacar o no. No voy a… usted es una periodista excelente, muy talentosa, pero no le voy a decir qué voy a hacer con Venezuela, si es que lo voy a hacer o no», añadió enseguida.

El intercambio siguió algunos minutos más. La presentadora, intentando no soltar el hueso, quiso saber por qué enviaba el portaaviones Gerald Ford a la región si no era para atacar. Trump, en un intento fallido, quiso esquivar diciendo algo muy vago «porque tiene que estar en algún sitio. Es muy grande», pero ante la insistencia retomó las amenazas a Caracas. «Bueno, no vamos a permitir que vengan países de… Venezuela, en particular, ha estado mal. Tienen pandillas… Tren de Aragua, ¿han oído hablar de él?», repitió intentado cambiar de tema.

El grueso del discurso del presidente es bien conocido. Culpó a Joe Biden, insultándolo una y otra vez. Repitió que Venezuela ha «vaciado sus cárceles e instituciones mentales en EEUU» y se explayó en detalles sobre asesinatos y manos cortadas por el Tren de Aragua, «la banda más criminal y vil que existe». Pero nada más de sustancia sobre un posible ataque o si es sólo una presión brutal para que el régimen traicione y entregue a Maduro.

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