Trump se reúne con el emperador de Japón: «Es un gran hombre»

El presidente de EEUU mantendrá un encuentro con la nueva primera ministra japonesa, Sanae Takaichi Leer El presidente de EEUU mantendrá un encuentro con la nueva primera ministra japonesa, Sanae Takaichi Leer  

Japón desplegó este lunes la alfombra roja a Donald Trump, agasajado por las autoridades locales en la segunda parada de una gira asiática que arrancó el domingo en Malasia. El presidente estadounidense se reunió en Tokio con el emperador Naruhito, quien lo recibió con honores en el Palacio Imperial. El martes está previsto que Trump mantenga un encuentro con la nueva primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, y más tarde visitará una base militar estadounidense al sur de la capital para pronunciar un discurso a bordo de un portaviones.

«Es un gran hombre», dijo Trump después de un encuentro de 30 minutos con el emperador nipón. Esta es su cuarta visita a Japón como presidente de Estados Unidos y la primera desde junio de 2019, cuando asistió a la cumbre del G-20 en Osaka. En Tokio, cortejaron a Trump iluminando los lugares más emblemáticos de la capital con los colores de la bandera estadounidense y la cadena estatal NHK interrumpió su programación para seguir en directo la caravana del presidente estadounidense recorriendo la ciudad camino a su encuentro con Naruhito.

El país asiático es el sexto socio comercial más importante de Washington y una piedra angular clave de la estrategia estadounidense en la región. Ambas administraciones comparten una tradicional alianza de seguridad a través de un pacto de defensa mutua que incluye bases estadounidenses en suelo japonés y protección bajo el paraguas nuclear de EEUU.

Para Takaichi (64 años), la visita de Trump supone la primera prueba de sus habilidades diplomáticas apenas una semana después de que se convirtiera en la primera mujer en gobernar Japón. Para romper el hielo, la nueva líder tiene la baza de compartir con el republicano una afinidad especial por el ex primer ministro Shinzo Abe, quien forzó una estrecha relación personal con Trump durante su primer mandato en la Casa Blanca. Abe, asesinado en 2022 y que fue el padrino político de Takaichi, incluso llegó a compartir con Trump varias tardes de golf y de hamburguesas entre 2017 y 2019, tanto en Japón como en Estados Unidos.

A diferencia de Abe, que disfrutó dentro de casa de cierta estabilidad política y económica durante los altibajos del primer mandato de Trump, la actual líder nipona, al frente Partido Liberal Democrático (PLD), que ha estado en el poder casi ininterrumpidamente desde su fundación en 1955, gobierna en minoría y tiene demasiados frentes internos abiertos, tanto por las tormentas económicas como por los escándalos de corrupción que sacuden desde hace tiempo a su formación. Takaichi es la cuarta primera ministra del país en cinco años.

Takaichi, como sus predecesores, ha sido una firme defensora del rearme de Japón, que está rompiendo con su tradicional política pacifista heredada de la posguerra. Pero ella ha dado un paso más prometiendo el pasado viernes presentar un objetivo de gasto de defensa equivalente al 2% del PIB (desde el nivel actual de alrededor del 1,8%) para el año fiscal actual que termina en marzo, dos años antes de lo que se habían comprometido los gobiernos anteriores. Pero esto no convence a su aliado de Washington. Trump ha dicho públicamente que el aumento al 2% sigue siendo insuficiente y que Tokio necesita alcanzar el umbral del 5% que ya exigió a los países miembros de la OTAN.

«Fortalecer la alianza entre Japón y EEUU es la máxima prioridad de mi administración, tanto en el ámbito diplomático como en materia de seguridad», declaró el fin de semana Takaichi tras una llamada con Trump previa a su encuentro de esta semana. «He oído cosas buenas sobre ella. Creo que va a ser fantástica», soltó por su parte Trump sobre su homóloga japonesa. «El primer ministro Abe era un gran amigo mío y él la apreciaba mucho. Eso es una buena señal. Tengo muchas ganas de conocerla».

Un punto de fricción entre las dos administraciones son las negociaciones comerciales. Trump apretó con varias rondas de aranceles a Tokio hasta bajarlos a un 15% (desde el 25%) a los productos japoneses importados a cambio del compromiso del país asiático de invertir 550.000 millones de dólares en EEUU, incluyendo el aumento de compras de productos agrícolas estadounidenses. Esto provocó mucha polémica en Tokio. Para contentar a Trump antes de su llegada, Japón ha preparado un paquete de compra que incluye gas natural licuado, camionetas y soja estadounidense.

Trump llegó a Japón después de una maratoniana jornada diplomática en Malasia, donde se celebraba la cumbre anual de las naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). En Kuala Lumpur, el estadounidense presidió una ceremonia para la firma de un acuerdo de paz entre Tailandia y Camboya, dos vecinos cuyos ejércitos se enfrentaron en verano en varios puntos de la disputada frontera que comparten. También cerró con estos países acuerdos para la exportación de tierras raras. Además, Trump trató de reducir las tensiones con Brasil en una reunión que mantuvo el líder Lula da Silva.

El último titular que dejó el republicano fue el pronóstico de un «fantástico» acuerdo comercial con China que confía en sellar el jueves en la reunión que mantendrá en Corea del Sur con el presidente Xi Jinping. Este será el momento más importante de la gira asiática de Trump, cuando los líderes de las dos economías más grandes del mundo se encuentren cara a cara. Únicamente podría ser eclipsado si salta la sorpresa y el estadounidense se cita también con el presidente norcoreano Kim Jong-un. Trump no ha ocultado que ese es su deseo aprovechando el viaje a Corea, aunque no ha habido noticias sobre la respuesta de Pyongyang. «Me encantaría reunirme con él», dijo Trump a bordo del Air Force One de camino a Tokio.

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