La empresa andaluza, nacida en 2017, va a empezar a fabricar este año, en serie, la última versión de su modelo Kime con la vista puesta en EEUU Leer La empresa andaluza, nacida en 2017, va a empezar a fabricar este año, en serie, la última versión de su modelo Kime con la vista puesta en EEUU Leer
En la esquina de la avenida Broadway y la Séptima, en Nueva York, en plena Times Square, está a punto de iniciarse la que pretende ser una revolución en el sector de la hostelería a nivel mundial. Allí, en el corazón de la Gran Manzana los robots van a traspasar su penúltima frontera para introducirse en la restauración, un sector que hasta ahora estaba vedado a un fenómeno, el de la robotización, que parece imparable.
Dos son los protagonistas de esta historia. Uno se llama Kime y es el robot que va a preparar y servir bebidas a partir de este mismo mes de enero en la icónica tienda Smartech de Times Square. El otro se llama Víctor Martín y es el visionario que está detrás de Macco Robotics, la empresa andaluza que se ha propuesto robotizar bares y restaurantes y que quiere que Nueva York sea el gran escaparate desde el que iniciar esa revolución pendiente.
De la mano de la saudí Abeet, Macco va a instalar en pleno centro de Manhattan un quiosco que será atendido por la versión más avanzada, la quinta, de su robot camarero Kime y en el que se servirán, por ahora, bebidas, incluido el chocolate de lujo de la compañía asiática. Pero la idea, como cuenta a Actualidad Económica, el fundador, principal accionista y CEO de Macco, Víctor Martín, es que en no mucho tiempo Kime también prepare comida.
Los 5.888 kilómetros que hará Kime desde el laboratorio malagueño de Macco en el que ha sido creado, montado y programado, hasta Nueva York son solo la última etapa de un viaje mucho más largo que inició su ‘padre’, un ingeniero sevillano especializado (y apasionado) en robótica después de que la crisis de 2008 tumbara la empresa que había creado y le dejara sin empleo, pero con muchas ideas y tiempo.
Cuenta que fue tomando un café en su ciudad, en Sevilla, cuando alumbró Macco. Observó que había un solo camarero que lo tenía que hacer todo, desde servir las mesas a preparar las bebidas y que estaba desbordado. «No había nada robotizado», explica desde el laboratorio que su empresa acaba de estrenar en el Parque Tecnológico de Málaga, Andalucía Tech Park.
Unos años, y unas vueltas a la idea, después, en 2014, la primera versión de Kime se presentaba oficialmente en Fitur Tech. «Me sirvió para testar el mercado», cuenta su creador, que «era muy conservador». Sirvió para eso, pero también para que recibiese la primera oferta para instalarse fuera de Andalucía y fuera de España, en Silicon Valley nada menos. Pero el CEO de Macco tenía, y tiene, claro que la robotización de la hostelería iba a comenzar en su tierra.
Tuvieron que pasar varios años, hasta 2016, para que Macco pusiese a la venta su primer robot. En ese tiempo, García y los ingenieros que trabajan con él lograron reducir de 400.000 a 150.000 el coste del modelo, al tiempo que aumentaban las capacidades de Kime, del que actualmente hay siete unidades a pleno rendimiento, uno en Ámsterdam, tres en Portugal y el resto, otros tres, en España.
En esos años, además, el ‘padre’ de Kime ha constatado cómo ha ido cambiado la mentalidad de la sociedad en general y, en particular, del mundo de la hostelería. Cómo ha ido perdiendo fuerza la principal barrera que se encontraba, y se encuentra, los recelos y el miedo a que el robot acabe sustituyendo al humano y eso se traduzca en destrucción de empleo. Aún hoy, admite, ese pensamiento está bastante extendido, pero «algo ha empezado a cambiar». «Estamos en un momento clave», resalta Víctor Martín. El momento en el que está a punto de iniciarse esa revolución «y Macco tiene que estar ahí, nuestra ventaja es que somos los primeros».
Su principal baza es el Kime 5, que se diferencia, y mucho, de sus hermanos. Sobre todo en la inteligencia. «Es mucho más inteligente, se va actualizando sin necesidad de programar» y con un hardware que le permite el manejo de comida.
El momento, repite Martín casi de forma machacona, es ahora y, por eso, Macco Robotics va a doblar su apuesta y dar, en cuestión de semanas, un salto de los que dan vértigo. Del montaje unidad a unidad, a mano y casi artesanal, a la fabricación en serie.
La hoja de ruta de la startup pasa por cerrar nuevas rondas de inversión que le den el pulmón financiero necesario para abrir una fábrica en Sevilla. El germen de esa factoría de robots ya está en marcha en una nave de mil metros cuadrados situada en la localidad sevillana de San José de La Rinconada y va a permitir que Macco ponga en el mercado hasta cinco unidades de Kime a la semana, aunque el objetivo es mucho más ambicioso.
Cuenta Martín que cuando se completen las rondas de inversión previstas y la fábrica esté funcionando el cien por cien de su capacidad, de la nave de San José de La Rinconada saldrán, cada día, diez robots. De momento, ya tienen pedidos para fabricar y vender 30 unidades de la última versión de Kime.
De forma paralela, la idea es ir rebajando los costes del robot camarero, algo en lo que la puesta en marcha de la fábrica sevillana va a ser fundamental. Si ahora, explica el responsable de Macco, el precio de venta se sitúa en 90.000 euros, con la fabricación en serie, quiere reducirlo a la mitad, a 45.000 euros. Aunque la meta es que Kime tenga un precio de mercado de alrededor de 20.000 euros para, de esta forma, «democratizar la robótica», señala.
Si nada se tuerce, la empresa que alumbró tomando un café en Sevilla pasará (o ése es el objetivo) de facturar una media de 200.000 euros los últimos tres años a cerrar 2025 con 1,2 millones en ventas. Por ahora, las cuentas van saliendo y solo en el mes de enero la facturación va a alcanzar los 300.000 euros, un 50% más que en todo el año pasado.
Pero los planes de Víctor Martín son mucho más ambiciosos y en su plan de negocio se ha puesto como meta disparar las ventas de sus robots hasta los 200 millones de euros en un plazo aproximado de cinco años. En ese lustro, profetiza, se habrá consumado la gran revolución en la hostelería, la de su robotización.
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