Las encuestas indican que ningún candidato superará el 50% de los votos, con lo que se celebraría una segunda vuelta el 24 de noviembre Leer Las encuestas indican que ningún candidato superará el 50% de los votos, con lo que se celebraría una segunda vuelta el 24 de noviembre Leer
Uruguay, una de las democracias más estables y menos polarizadas de América Latina, decide este domingo si la izquierda regresa al poder o si la actual coalición social-liberal se mantiene otros cinco años en la Presidencia: las encuestas indican que nadie obtendrá hoy más del 50% de los votos, lo que llevaría a una segunda vuelta el 24 de noviembre.
«Esto es una señal de convivencia y fortaleza constitucional casi única», dijo tras votar el candidato de la coalición de izquierdas Frente Amplio, Yamandú Orsi, al que los sondeos le dan entre un 40 y un 45% de los votos. «Que los uruguayos vivan esto como una fiesta y no como una guerra», añadió.
Álvaro Delgado, el candidato del Partido Nacional, de centroderecha liberal, segundo en las encuestas, con en torno al 25%, anunció que tras conocerse los resultados, los cuatro candidatos de la coalición de Gobierno se presentarán juntos esta noche en un acto en Montevideo. Si, como es previsible, la elección se define en una segunda vuelta, «se baraja de vuelta», señaló Delgado.
Andrés Ojeda, el disruptivo candidato del Partido Colorado (socialdemócrata), hizo abrir en domingo el gimnasio al que va habitualmente: «Estamos haciendo algo para bajar la ansiedad».
Ojeda sacudió la campaña con un vídeo en el que se le ve entrenando y exhibiendo músculos, una campaña heterodoxa que le ha llevado a mejorar sus posiciones en los sondeos. El Colorado, heredero político del dos veces presidente Julio María Sanguinetti, sueña con dar la sorpresa obteniendo más votos que Delgado para pasar a la segunda vuelta.
Sanguinetti, pese a ciertas diferencias políticas con Ojeda, elogió al candidato, cuya campaña fue «notable», dijo.
«Naturalmente tenía que ser llamativa, veníamos corriendo de atrás, ahora estamos en el núcleo de los favoritos. Se llama la atención con campañas novedosas. Ojeda es el candidato que más minutos ha estado en televisión, nadie se ha expuesto más en programas cortos, medianos y largos, demostrando la versatilidad intelectual de un abogado formal, inteligente. El amigo Orsi ha salido bien poquito, Delgado lo normal. Andrés ha salido a todos los programas. Ha sido estratégico. La publicidad es hacerse ver para que te miren, y luego mostrar capacidad intelectual, conocimiento», analizó el ex presidente.
Los otros dos candidatos, Guido Manini Ríos y Pablo Mieres, representan a partidos menores sin posibilidades de llegar a la segunda vuelta, pero aportarán en esa instancia sus votos a la coalición de Gobierno.
Otro ex presidente, José Mujica, símbolo político del Frente Amplio, fue a votar en silla de ruedas -está siendo tratado de un cáncer muy agresivo– y se lamentó de que los candidatos estén muy «preocupados, mucho en lo que se va a gastar y no en cómo se va a generar».
«Nadie habló de cómo hacemos para producir un poco más, de las divisas», señaló el ex presidente, al que le llamó la atención el dinero que gastó Ojeda en la campaña: «Me impresionó».
Tras votar, Lacalle Pou se comprometió a «no empezar cosas con las que no esté de acuerdo el próximo Gobierno», que asumirá el poder el 1 de marzo de 2025.
Además de la primera vuelta de la elección presidencial, 2.720.000 uruguayos están convocados a votar por la conformación de la Cámara de Diputados y Senadores, además de en dos plebiscitos.
Uno plantea la autorización de los allanamientos en horario nocturno. El otro, una reforma del sistema de jubilación para retrasar la edad del retiro de los 60 a los 65 años y poner fin al sistema de pensiones mixto, que incluye compañías privadas, y convertirlo totalmente en público.
Ninguno de los candidatos respalda la reforma, impulsada por los sindicatos y por el Partido Comunista, miembro del Frente Amplio. En una reciente entrevista con EL MUNDO, Ojeda advirtió de que la aprobación de la propuesta acabaría con el buen nombre de Uruguay y encaminará al país a ser «una nueva Venezuela».
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