«¡Viva el Papa!», el júbilo colectivo inunda la Plaza de San Pedro

Roma estalla en alegría y emoción ante la elección de un nuevo Pontífice antes de lo previsto: «Ha sido un momento emocionante; verdaderamente histórico» Leer Roma estalla en alegría y emoción ante la elección de un nuevo Pontífice antes de lo previsto: «Ha sido un momento emocionante; verdaderamente histórico» Leer  

Un alarido colectivo de júbilo acompañó a las 18:07 horas de este jueves a la fumata blanca, que salió de la Capilla Sixtina casi a traición. Los gritos de «¡Viva el Papa!» llenaron de pronto la Plaza de San Pedro cuando los más de 40.000 fieles parecían ya resignados a esperar a la quinta votación.

«Ha sido un momento muy emocionante, verdaderamente histórico», proclamaban al unísono Rafael Guerrero e Inma Albarracín, de Ronda (Málaga), ondeando una banderita española como seña de identidad, en medio del mar de banderas que invadió repentinamente la plaza.

«Ella es más religiosa que yo, pero esta es una ocasión especial para todos los católicos». reconocía Rafael. «Vinimos a pasar unos días, teníamos reservados loa billetes desde hace tiempo y mira con lo que nos hemos encontrado… «Esperamos que el nuevo Papa sepa recoger el testigo de Francisco«.

El venezolano Rodolfo Soulés, Chamo, celebró al mismo tiempo la elección del Papa y su 42 cumpleaños: «Tenía la corazonada de que podía pasar y así ha sido. Soy católico y creyente y esto ha servido de verdad para reafirmar mi fe compartida con toda esta gente. Es increíble».

«Yo tenía la intuición de que iba a ser Parolin porque pasó un tiempo en Venezuela y es muy querido por nosotros. Necesitamos otro Papa cercano a la gente, inclusivo, dispuesto a hablar de los temas incómodos y a hacer evolucionar a la Iglesia».

La estadounidense Leila Brown, de Seattle, contenía las lágrimas de emoción y ondeaba su banderita de barras y estrellas con un orgullo renovado al conocer que el Pontífice será norteamericano: «Espero que sirva para proyectar una imagen distinta de Estados Unidos en el mundo«.

«Yo no esperaba un Papa norteamericano, ni sabía mucho de él, pero ojalá sirva para traer un mensaje de paz y unidad en estos tiempos», añadió Laila. «Y para que la Iglesia Católica siga ganando seguidores y tenga cada vez más peso en Estados Unidos».

La monja carmelita Giulia Rizzi se pasó más de media hora mirando inútilmente a la chimenea a contraluz y ya había bajado la guardia cuando el grito colectivo encendió la plaza: «Yo pensaba que ya había que esperar hasta la noche o hasta mañana… Es un momento de júbilo indescriptible para los fieles. Al mundo le hace falta mucha luz en estos momentos, y esto puede abrir las puertas a la paz y a la tolerancia».

El jueves fue día laborable en Roma y durante la mañana la plaza no estaba al máximo de su capacidad, como sí lo estuvo el miércoles por la tarde durante la espera eterna a la fumata de la primera y única votación. Las escuelas católicas llevaron a sus alumnos a desfilar, cruz al hombro, por la via della Conciliazione hasta el interior de la Basílica de San Pedro, que miles siguen visitando mientras sus eminencias deliberaban a pocos metros, en una Capilla Sixtina blindada, ajenos al mundo exterior.

La esperanza tampoco era demasiado alta en las votaciones de la mañana. No se esperaba fumata blanca salvo sorpresa mayúscula. Aún así, había posibilidades. «Hemos tenido suerte porque ya teníamos el viaje a Roma programado y quizá podamos vivir un momento histórico si sale ahora», contaba un grupo de chavales franceses que estaba de visita con su colegio. No pudo ser.

La expectación mediática no desistió a lo largo del día, hasta tal punto que -en las horas muertas en las que no se esperaban las fumatas- casi se podían contar más periodistas que fieles. Apostados estratégicamente durante horas para captar en directo el humo blanco y conseguir la mejor toma, más de 2.000 comunicadores de todo el mundo acreditados para el funeral de Francisco y el cónclave esperaban durante horas.

La hermana Vicky ha peregrinado a Roma desde el otro lado del mundo. Pertenece a una congregación de Australia, pero nació en Tierra Santa, en Palestina. No esperaba ver la fumata en las votaciones de la mañana, «es una decisión muy difícil», subraya; pero tampoco esperaba que los cardenales tardaran demasiado en ponerse de acuerdo: «Creo que lo tenían bastante claro antes de entrar y el Espíritu Santo está trabajando. No creo que sean más de dos días».

La religiosa no se atrevía ayer a pronunciar el nombre de un favorito, pero confiaba en que el nuevo Papa sea «amable, abierto a lo que pasa en la Iglesia y el mundo, cercano a los que sufren y los pobres, que siga el ejemplo de Francisco». Al haber nacido en Palestina, también espera que preste especial atención al conflicto en Oriente Próximo, «es importante para traer esperanza a los que sufren».

La pequeña chimenea fue la gran observada de la jornada, con decenas de miles deseando ver el humo blanco y conocer por fin al nuevo Pontífice después de días de intensas especulaciones sobre los posibles papables. Pero aún quedaba algo de atención para el difunto Francisco. Bajo una de las columnas de los pórticos que rodean el Vaticano, dos personas sin hogar custodiaban ayer un pequeño altar erigido sobre cajas de cartón, adornado con flores y velas, con la imagen del argentino y un sencillo «Grazie Papa».

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