Escribano asegura «no estar en venta», aunque reconoce las conversaciones, mientras Indra se hunde un 4% en bolsa Leer Escribano asegura «no estar en venta», aunque reconoce las conversaciones, mientras Indra se hunde un 4% en bolsa Leer
Indra confirmó ayer en una escueta nota enviada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) lo que el mercado supo con estrépito el pasado jueves: la compañía explora una posible fusión con Escribano, su segundo mayor accionista y la compañía de su presidente, Ángel Escribano, en una operación sobre la que matiza que no existe «ninguna decisión adoptada diferente de las comunicadas al mercado».
En el marco de su Plan Estratégico, la compañía «realiza un proceso continuo, liderado por el Consejero Delegado y de acuerdo con las buenas prácticas de gobierno corporativo, de análisis de distintas oportunidades con actores relevantes del sector de la Defensa que den valor añadido a la Compañía, y que, entre ellos, incluye la empresa Escribano Mechanical and Engineering, S.L.U», señaló la empresa de defensa.
La compañía ha encargado a KPMG un análisis preliminar de cómo podría hacerse la operación, un asunto delicado. Ángel Escribano y Javier Escribano son ambos consejeros de Indra y se reparten al 50% Escribano Mechanical and Engineering. Por ello, las conversaciones deberán ser pilotadas por José Vicente de los Mozos, consejero delegado.
En el caso del Consejo de Administración, la compañía además cuenta con otro asterisco. Ángel Escribano es también presidente de la Comisión de Estrategia del Consejo de Administración de la compañía, por lo que también tendría que inhibirse de participar tanto en la comisión que aborda estos temas como en las reuniones del órgano en el que se pueda plantear la posible operación corporativa, donde también tendría que salir su hermano Javier.
La situación no es nueva en Indra. Los tres consejeros de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) tuvieron que salir de las reuniones en las que se debatía la compra de Hispasat. La adquisición de la empresa de satélites, tasada en 725 millones de euros, es la mayor que ha abordado Indra hasta la fecha en su carrera por convertirse en el gran campeón nacional del sector de la defensa en un auge del crecimiento del gasto europeo.
Antes o en paralelo a esta compra ha ido haciendo otras adquisiciones tácticas, ya sea por su tecnología, como Simmumak, especializada en simuladores, como por sus instalaciones, como la andaluza Clue Technologies, una empresa especializada en la industria aeroespacial que ya trabajaba con Indra y por la que pagó casi 40 millones de euros. Con anterioridad, también adquirió un 10% del capital del fabricante de motores para aviones ITP Aero.
Además, tomó el control del consorcio Tess Defence, el grupo empresarial encargado tanto de la producción del blindado 8×8, como del futuro vehículo de apoyo con cadenas (VAC), en una operación en la que compró parte de sus acciones precisamente a Escribano.
Precisamente, uno de los aspectos que podría solucionar la fusión es la relación poliédrica que mantienen ambas empresas. Al igual que ocurre con el 8×8, Indra y Escribano colaboran en otros programas militares para aspectos como las armas antidrón, pero, al mismo tiempo, son rivales en otros proyectos, donde compiten por los mismos contratos. El otro gran argumento es aumentar la capacidad de fabricación de Indra y acelerar el crecimiento de una Escribano que, de momento, asegura «no estar en venta».
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